Los sistemas de almacenamiento de energía pueden ayudar a reducir los costes de la electricidad de varias formas. Permiten optimizar el tiempo de uso, almacenando el exceso de energía durante los periodos de baja demanda y utilizándola durante los de alta demanda, evitando así comprar electricidad cara durante las horas punta.

También ayudan a gestionar las cargas de la demanda descargando la energía almacenada durante los periodos punta, reduciendo la potencia máxima extraída de la red. Además, los sistemas de almacenamiento de energía pueden prestar servicios a la red, como la regulación de la frecuencia y la reducción de picos, generando ingresos o reduciendo costes para los propietarios del sistema.